En breve, a falta de carriles específicos, las bicicletas podrán circular por las grandes aceras de las ciudades y, en concreto, por aquéllas que tengan una anchura mínima de tres metros. Se establece como condición, eso sí, que el ciclista no debe acercarse a menos de un metro de las fachadas de los edificios para permitir el libre paso de los transeúntes.
La propuesta de la DGT incluye también el aumento de la protección mediante la extensión de Zonas 30, es decir, áreas «de convivencia para adecuar la velocidad a las exigencias de la seguridad de peatones y ciclistas».
La DGT aboga, asimismo, por planificar una red básica de carriles-bici de conexión, complementaria a las zonas de convivencia, y promover sistemas públicos de bicicleta y otras buenas prácticas para la promoción de este medio de transporte como sistema de movilidad.
Medidas que, en definitiva, pretenden hacer de las ciudades entornos urbanos «más seguros, saludables y tranquilos».
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